miércoles, 6 de febrero de 2013

Comunicación asertiva

 

Yo me comunico...



 
 

“El problema no es lo que dices, sino como lo dices”

Todos los días nos comunicamos; hablamos con la gente, en el trabajo, en la escuela, en mi hogar, etc. Siempre se supone que uno se da a entender y que es claro con lo que decimos. Pero ¿qué tan acertado es esta afirmación?

Desde que nacemos, incluso antes de hacerlo, nos comunicamos. Los primeros contactos los obtenemos de nuestros padres, y el como ellos desarrollen este proceso nos define de cierta manera, en como nosotros manejaremos nuestra forma de comunicarnos a futuro.

Necesitamos entender y darnos cuenta que cuando hablamos no solo lo hacemos con nuestra boca, sino nuestro cuerpo también habla, yo puedo decir "no estoy enojado", y mi voz será fuerte, mi rostro tendrá un aspecto aspero, mis manos se mueven de tal manera, que parece que van a golpear. Lo que voy a decir va acompañado, y esto a veces impacta más de lo que decimos con nuestra voz. Recordemos como se siente el decir "te quiero" con la voz del alma, y recibir un "yo también" con una indiferencia.

Nuestro hablar siempre esta acompañado de sentimientos, eh aquí donde radica la relación con mi cuerpo, y esto es lo que transmito , y la otra persona percibe, que a su vez tiene sus sentimientos, lo que decimos es objetivo y subjetivo a la vez, todo depende de como lo hagamos. Un "necesito hablar contigo"  con una voz tranquila, una cara serena, no es lo mismo  a un "tienes que hablar conmigo", con tono de voz que impone, y un rostro lleno de rabia.

Para comunicarnos de manera asertiva necesitamos pensar lo que voy a decir, sentir como estoy, ver que es lo que quiero trasnmitir, y tomar en cuenta que lo que diré será a otra persona, que es diferente a mi, y no olvidarse que también tiene derecho a sentir, expresarse y ser escuchado con todos los sentidos de nuestro ser.

La comunicación es nuestro contacto diario, desde que me levanto, hasta que mi día termina; y de como lo hagamos despenderá solo de nosotros. Así que no responsabilices a los demás de tú forma de comunicarme, mejor busca la manera más acertada de hacerlo.

Por lo tanto  día a día necesitamos recordar:

“Siempre hay tiempo para soltar las palabras, pero no para retirarlas”